- Determinar límites para atender nuestras necesidades, contribuyendo de esta
manera al logro del bienestar y la calidad de vida.
Entonces, un elemento muy importante en la educación emocional en tiempos de
crisis es: identificar, conocer nuestras emociones y valorar las emociones de las otras
personas. Estos aspectos, sin duda, nos permiten tomar mejores decisiones,
determinando límites en nuestras necesidades, de esta manera lograr el bienestar en
nuestras vidas, teniendo una relación más estrecha con el entorno social. Es así que,
refiriéndose a la emoción, Góleman D. (1995) plantea que se trata de: “… un
sentimiento y sus pensamientos, característicos a estados psicológicos, biológicos y
a una variedad de tendencias e impulsos a actuar” (p. 331).
Sin duda, las emociones desde una perspectiva vivencial se tratan de alteraciones
súbitas, que experimentamos desde nuestros estados anímicos; sin embargo, estas
alteraciones o cambios se dan en función de ciertos estímulos, las que tienen una
influencia directa en nuestras formas de conducta, comportamiento frente a una
determinada realidad.
La inteligencia emocional y manejo de crisis
El término de inteligencia emocional, fue acuñado en la década de los 90 por los
psicólogos norteamericanos, Peter Salovey y el Dr. John, posteriormente Goleman, D.
(1995) escribe su libro “Inteligencia emocional”. El concepto ha generado un gran
interés e impacto en la investigación, particularmente en el ámbito laboral y educativo.
Según Mayer y Salovey (1997) la inteligencia emocional se trata de “… la habilidad
para percibir emociones, acceder y generar emociones que faciliten el pensamiento;
comprender emociones y el conocimiento emocional; de modo, que permita regular
emociones que promuevan el crecimiento emocional como intelectual” (p. 47). Sin
duda el concepto planteado por Mayer ha integrado dos conceptos, que hasta antes
de los 90 eran considerados y abordados de manera independiente: la inteligencia y
la emoción, entendiéndose por inteligencia la capacidad para razonar, entender y
juzgar y por emoción, una respuesta fisiológica o afectiva al ambiente (Cfr. Mayer y
Salovey. 2007).
Sobre la base de los elementos planteados se determina que la inteligencia emocional
es la capacidad que tiene un individuo para gestionar sus emociones,
independientemente del tipo de emociones que tenga; a partir de ello, la inteligencia
emocional se constituye en un elemento muy importante en el manejo de la crisis,
sean crisis de carácter individual, familiar o en el contexto comunitario como nos tocó
vivir en estos últimos tiempos producto de la pandemia Covid-19 y el distanciamiento
social.
Ya se mencionó que la inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer
nuestros sentimientos y los ajenos, de generar procesos de motivación y manejo
adecuado de las emociones en nuestras relaciones sociales. En ese contexto, en
tiempos de crisis, la capacidad de gestionar las emociones es un factor determinante,
en palabras de Briceño, A. (2004) :“La inteligencia emocional es, la capacidad de
sentir, entender, controlar y modificar estados anímicos, propios y extraños”. Es la
capacidad de resistirnos a reaccionar de manera impulsiva e irreflexiva, actuando en
lugar de ello con receptividad y resiliencia.
A partir de ello es de vital importancia en los contextos educativos (centros de
educación media, superior y universitaria) promover la inteligencia emocional,
desarrollando de manera proactiva actitudes y emociones que fortalezcan de forma
positiva situaciones de riesgo, de crisis. Para generar este proceso es importante
tomar en cuenta, aspectos como:
Promover la calma ante las adversidades
Fortalecer la empatía