El lugar de las emociones
Un acercamiento a su estudio desde distintas disciplinas
The place of emotions
An approach to its study from different disciplines
O lugar das emoções
Uma abordagem ao seu estudo a partir de diferentes disciplinas
Fabiola Mónica Ramírez Hurtado
1
Institución: Universidad Andina Simón Bolívar
ID ORCID: https://orcid.org/0000-0002-1410-3217
E-mail: fabiolaramirezhurtado@gmail.com
Resumen:
Las funciones de las emociones en la vida de una persona son indiscutibles, desde su antigua utilidad para
la supervivencia del ser humano, hasta la construcción de vínculos afectivos que inciden en el bienestar subjetivo. A
raíz de su importancia, su abordaje por diversas disciplinas ha confluido en coincidencias conceptuales y teóricas, sin
embargo, también se presentan criterios opuestos desde las diferentes ciencias. El objetivo del artículo es hacer un
acercamiento al estudio de las emociones desde una transdisciplinariedad.
Algunas de las definiciones de la emoción, enfatizan en el aspecto biológico del ser humano. Desde
Descartes, ha surgido una lógica divisoria entre la emoción y la razón, lógica binaria que ha minimizado las funciones
de las emociones, reduciendo a la emoción a planos infantiles, primitivos e incluso preponderantemente femeninos.
Se han desarrollado revisiones teóricas desde algunas asignaturas, para lograr una aproximación a su
estudio. Se busca un distanciamiento de la clásica mirada monotética que concibe a las emociones como fenómenos
exclusivamente psicológicos. El resultado de la revisión teórica, ha permitido recorrer conceptos, presentar síntesis
y avecinar líneas de investigación que otorguen mayor relevancia al estudio de lo emocional en la búsqueda de una
mirada integral y complementaria con la razón.
Palabras clave: emoción, transdisciplinariedad, mirada integral.
Abstract:
The functions of emotions in a person's life are indisputable, from their ancient usefulness for human
survival to the construction of emotional bonds that affect subjective well-being. Due to their importance, their
approach by various disciplines has converged in conceptual and theoretical coincidences, however, opposing criteria
are also presented from different sciences. The objective of the article is to approach the study of emotions from a
transdisciplinary perspective.
Some of the definitions of emotion emphasize the biological aspect of the human being. Since Descartes, a
divisive logic has emerged between emotion and reason, a binary logic that has minimized the functions of emotions,
reducing emotion to infantile, primitive and even predominantly feminine levels.
Theoretical reviews have been developed from some subjects, to achieve an approach to their study. A
distancing from the classic monothetic view that conceives emotions as exclusively psychological phenomena is
sought. The result of the theoretical review has allowed us to explore concepts, present syntheses and approach
lines of research that give greater relevance to the study of the emotional in a search for a comprehensive and
complementary view with reason.
Keywords: emotion, transdisciplinarity, comprehensive view.
1
Abogada de profesión, se desempeña como docente del área de investigación de la Universidad Andina Simón
Bolívar. Máster en Educación en entornos virtuales y candidata a doctora en Ciencias Pedagógicas.
Resumo:
As emoções desempenham funções indiscutíveis na vida do ser humano, desde o seu contributo ancestral
para a sobrevivência humana até à construção de vínculos emocionais que afetam o bem-estar subjetivo.Em virtude
da sua importância, o tema tem sido alvo de estudo por diversas disciplinas, tendo levado a coincidências conceituais
e teóricas, bem como a critérios opostos.
Algumas definições das emoções enfatizam o componente biológico do ser humano. Desde Descartes que
se estabeleceu uma lógica divisória entre emoção e razão, uma lógica binária que minimizou as funções das emoções,
reduzindo-as a níveis infantis, primitivos e até predominantemente femininos.
O presente artigo visa estudar as emoções numa abordagem transdisciplinar, distanciando-se da visão monotética
clássica que as considera como fenômenos exclusivamente psicológicos.Para tal, foi realizada uma revisão teórica, a
partir de temáticas específicas, com o intuito de aprofundar o estudo das emoções. O objetivo é afastar-se da visão
monotética clássica, que as considera como fenômenos exclusivamente psicológicos. Deste modo, foi possível
explorar conceitos, apresentar sínteses e abranger linhas de pesquisa que atribuem maior relevância ao estudo do
emocional, numa perspetiva integral e complementar em relação à razão.
Palavras chave: emoção, transdisciplinaridade, visão integral.
Introducción
En las emociones subyacen diversos factores que precisan una valoración transdisciplinar
2
que trascienda a
las disciplinas tradicionales, buscando una integración y desarrollando un análisis de forma holística y compleja. Sin
embargo, antes de iniciar el abordaje que algunas ciencias han hecho de las emociones, un punto de partida es la
definición misma de la emoción, que, evidentemente, tampoco tiene una mirada única desde los autores y las teorías
que la estudian. Consecuentemente, no es posible contar con un único concepto. En la definición de la emoción, el
abanico de opciones se abre a las diversas aristas desde las disciplinas que las han estudiado. Para este artículo, se
parte de una definición, aunque se busca también recorrer más senderos para analizar las emociones desde la
colaboración interdisciplinaria. Como señala Valderrama (2015), durante muchos años, la arrogancia humana se
orientó a un autoconvencimiento de que los individuos son seres completamente racionales. “Pienso, luego existo”.
Actualmente se cuenta con una explicación de la conducta desde las emociones. En el diccionario de Mora y
Sanguinetti (2004), se define a la emoción como una reacción de la conducta que es subjetiva. Esta reacción puede
ser ante un estímulo interno (como en el caso de la memoria que evoque un recuerdo), o externo. Por lo tanto, una
emoción implica un mecanismo de respuesta que está codificado y que se suscita de forma automática. Una emoción,
además, favorece la explicación del comportamiento humano.
Maturana (1990 y 1992), sostiene que las emociones son disposiciones corporales y que toda acción del ser
humano tiene como base una emoción. El autor afirma: “Finalmente, no es la razón lo que nos lleva a la acción, sino
la emoción” (Maturana, 1990, p. 10). Las emociones constituyen una red permanente de interconexiones, algunas
conscientes y voluntarias, y otras, desde un plano menos dirigido o intencionado. Estas constituyen la base de estados
afectivos más complejos que inciden de manera directa en la forma como se percibe lo que rodea a una persona y
sus distintas reacciones, actitudes, comportamientos y maneras de encarar la vida misma.
Rodríguez Valls (2015), afirma: “Las emociones son aquello que hace que algo nos importe, que nos
impliquemos y que podamos hacer proyectos que pueden ser realizados porque se hacen con ilusión” (p. 29). La
condición volitiva en esta definición, estaría en estrecha relación con las emociones que pueden surgir de fuentes
intrínsecas o extrínsecas.
2
El concepto transdisciplinar, se entiende como la colaboración entre diferentes áreas del conocimiento y la
creación de nuevos marcos conceptuales que no se limitan a ninguna disciplina específica.
Leperski (2017), citando a Fridlund (1992), señala: La posición evolucionista sostiene que las emociones son
naturales y la posición ecologista plantea el carácter social de las emociones (p. 22). Diversas disciplinas han
estudiado la naturaleza de las emociones y su desarrollo a lo largo de los años.
Además de la importancia de definir a las emociones, está también la necesidad de precisar sus
características y sus funciones.
Verdet, M. J. C. et. al (2014) apuntan las siguientes características de las emociones:
Son innatas y biológicas (con una sólida base neurobiológica). Son adaptativas. Favorecen la adaptación de
nuestro organismo a lo que nos rodea. Las emociones orientan nuestra conducta en una dirección que
incrementa nuestra eficacia biológica. Son una respuesta subjetiva. La situación provoca una valoración
individual dependiente de variables personales (personalidad, experiencias, estado de humor o de ánimo,
cogniciones, valores, actitudes y creencias sobre el mundo, etc.) que determina la reacción emocional. De
modo que una misma situación puede generar emociones distintas en diferentes personas, incluso en la
misma persona en distintos momentos. (p. 27)
Entre las funciones de las emociones están: la función adaptativa, la que permite que una persona esté
preparada para la situación que se le presente, la función motivacional que establece la disposición para alcanzar
una meta deseada y la función social. Esta propicia anticiparse al comportamiento que se va a desarrollar en el
entorno. Dichas funciones anticipan a la importancia de buscar los aportes de varias disciplinas para su estudio.
Existen diversas posibilidades al momento de clasificar las emociones, una de las más usadas es dividirlas en
emociones positivas y negativas a partir del impacto percibido en el bienestar y en el desempeño de los individuos.
Esta clasificación podría tener matices en función a las perspectivas teóricas de las disciplinas que las estudian. La
división dicotómica es cuestionada por autores como Izard (2007) que sostiene que las emociones no son
intrínsecamente buenas o malas, ya que su valor está en función del entorno y a las posibilidades adaptativas.
De acuerdo a Fredrickson (2001), las emociones positivas, propician el bienestar, promueven las relaciones
interpersonales y fortalecen conductas constructivas. La autora propuso la teoría de ampliación y construcción
(broaden-and-build theory), de acuerdo a la cual estas emociones fortalecen el abanico cognitivo y conductual de las
personas, lo cual permite construir recursos duraderos como habilidades sociales o resiliencia.
Las emociones negativas son las que pueden generar molestia o limitar la adaptación. No siempre son
perjudiciales, puesto que como señala Lazarus (1991), estas cumplen funciones adaptativas fundamentales, como la
estimulación de recursos o estrategias para hacer frente a las amenazas o a la protección de una persona frente a
riesgos potenciales.
En el presente artículo se pretende hacer un recorrido por los enfoques interdisciplinares que se han
ocupado de las emociones desde la revisión teórica de los aportes de estas diciplinas.
Adicionalmente a ello, desde la experiencia de la autora del artículo, en el ámbito académico, resulta
determinante la integración de emociones en el aprendizaje, es fundamental el análisis transdisciplinar para
comprender cómo las emociones no solo facilitan el bienestar, sino que también potencian la construcción de
ambientes educativos más integrales, propician un clima de aula favorable y permiten que las experiencias de
aprendizaje, al ser placenteras, queden consolidadas en quien aprende de manera más celera y mediado por la
satisfacción.
Desarrollo
Desde las Ciencias Sociales son distintas las disciplinas que han estudiado las emociones. Esto permite afirmar que
han sido materia de estudio interdisciplinario y transdiciplinario. Según Pérez et. al. (2008):
La interdisciplinariedad implica puntos de contacto entre las disciplinas en la que cada una aporta sus
problemas, conceptos y todos de investigación. La transdisciplinariedad, sin embargo, es lo que
simultáneamente le es inherente a las disciplinas y donde se termina por adoptar el mismo método de
investigación. La transdisciplinariedad está entre las disciplinas, en las disciplinas y más allá de las disciplinas.
(p. 3)
Para Nicolescu (2006):
La transdisciplinariedad concierne a aquello que está entre las disciplinas, a través de las diferentes
disciplinas y más allá de toda disciplina. Su meta es la comprensión del mundo presente para el cual uno de
sus imperativos es la unidad del conocimiento. (p. 19)
Partiendo de que las emociones son reacciones de la conducta subjetiva a estímulos internos o externos, es
innegable el rol de lo social en las emociones. Podría cuestionarse, ¿puede un individuo en solitario evocar un
recuerdo y sentir una emoción? Sin duda la respuesta es afirmativa, sin embargo, aunque el recuerdo pueda también
tratarse de una actividad en solitario -que ahora genere una emoción-, es indiscutible que las emociones emergen
desde la interrelación personal porque una persona percibe los sucesos de su entorno desde experiencias ligadas a
las emociones. Esto muestra la urgencia del diálogo interdisciplinar para el estudio de las emociones.
Darwin (1872) desarrolla una investigación sobre la forma en la que tanto seres humanos como los animales
expresan sus emociones. Sostiene: "Los jóvenes y los adultos de razas muy distintas, tanto humanos como animales,
expresan similares estados mentales con los mismos movimientos"(p.31). Las emociones son necesarias para la
propia supervivencia de animales y humanos. Uno de los principales aportes de Darwin es que los modelos de
respuesta expresiva emocional se presentan de forma innata y heredada de los antepasados, lo cual revela una
secuencia filogenética en la expresión de las emociones, de la misma manera que hay continuidad en la evolución
biológica.
En el contexto educativo de Bolivia, la autora ha observado que las emociones colectivas pueden ser
aprovechadas para fortalecer vínculos entre docentes y estudiantes, especialmente en la educación superior. Este
enfoque refuerza la importancia de la transdisciplinariedad en su análisis.
La Neurociencia surge de manera más formal, en la segunda mitad del siglo XX donde es concebida como
disciplina con objeto de estudio propio. Si bien se encuentra su origen a partir del término “neurona”, gestado por
el anatomista y patólogo alemán Wilhelm Von Waldeyer-Hartz, quien hizo una descripción de un tipo de célula del
sistema nervioso que divulga información por medio de impulsos nerviosos, químicos y eléctricos de un lugar del
organismo a otro. Sin embargo, se considera como precursor de la Neurociencia moderna a Santiago Ramón y Cajal.
La Neurociencia no solo confirma los postulados de Darwin a través del estudio de los circuitos cerebrales y los
sistemas biológicos, sino que los amplia. De acuerdo a LeDoux, (2020) investigaciones actuales han demostrado que
las emociones se procesan en estructuras subcorticales como la amígdala, el hipocampo y el sistema límbico, áreas
que también están presentes en otras especies, lo cual respalda la continuidad evolutiva propuesta por Darwin que
además enfatizó en la universalidad de algunas expresiones emocionales, como es la sonrisa o el ceño fruncido, que
más adelante se ha respaldado por trabajos como los de Ekman y Friesen (1971), que afirman que las expresiones
faciales de la emoción son universales e innatas y además son afines a circuitos cerebrales específicos. Se puede
afirmar que la teoría de Darwin brinda las bases de lo que más adelante se complementa con los aportes de la
Neurociencia, comprobando que las emociones, además de su carácter adaptativo, también están estrechamente
vinculadas con las estructuras neuronales, característica que se comparte entre otras especies.
La aplicación de conceptos neurocientíficos en entornos educativos muestra cómo un clima emocional
positivo puede potenciar habilidades cognitivas como la memoria y la atención. En la experiencia de la autora, esto
es particularmente evidente al fomentar entornos que prioricen el bienestar emocional en estudiantes.
La Sociología de las emociones surge en contraposición a la teoría de Darwin. Esta disciplina destaca el rol
que cumple la cultura en la expresión de las emociones y en la generación o inhibición de algunas emociones en
función del hecho social al que se expone un individuo. El estudio de las emociones desde la Sociología pone atención
en cómo se moldean, expresan y se regulan al interior de grupos sociales, enfatizando en su carácter colectivo por
encima del individual. También esta disciplina examina la forma en que las estructuras sociales y las reglas culturales
inciden en las emociones humanas (Scheff, 2006). Otra función de las emociones desde la perspectiva sociológica es
revelar y reforzar los cambios económicos, las transformaciones culturales y las dinámicas políticas de la sociedad.
Bericat (2016) incorpora a las emociones como parte de la estructura social, y enfatiza en que una emoción
no solamente es una experiencia personal y aislada, sino que se trata de fenómenos colectivos. Enfatiza además en
que las emociones se constituyen en un "pegamento social", que contribuye a la cohesión grupal y a mantener el
orden social. Fundamenta que las emociones desempeñan tres funciones principales a nivel social: función
normativa, la cual refuerza las pautas sociales al crear sentimientos de aprobación o desaprobación; función
instrumental, que coadyuva en la coordinación de la acción social y promueve la colaboración además de ayudar a
controlar y evadir conflictos, y finalmente función identitaria, la que favorece la construcción de las identidades.
Un autor que teje puentes entre la teoría con énfasis biológico desde Darwin y la Neurociencia y la teoría
sociológica de las emociones, es Turner (2021), quien fortalece la perspectiva sociológica porque en su análisis
incorpora los hallazgos de la Neurociencia, sosteniendo que las emociones, además de estar arraigadas en los
procesos biológicos y evolutivos, también están armonizadas desde las concepciones de la sociedad y la cultura,
consecuentemente hay una interacción entre componentes biológicos y sociales que además favorecen la
comprensión de las razones por las cuales las emociones no son iguales de una cultura a otra, y simultáneamente,
están conformadas por elementos universales.
Las emociones no solo reflejan las dinámicas sociales, también actúan como catalizadores del cambio
colectivo. En el contexto de la autora, como docente, se ha observado cómo las emociones compartidas, como la
expectativa o el temor, pueden movilizar comunidades educativas hacia objetivos comunes, como la mejora del clima
de aula. Esto refuerza la idea de las emociones como "pegamento social" y herramienta de cohesión grupal, tal como
sugiere Bericat (2016).
La Antropología de las emociones. En el siglo XX, se empieza a incorporar el estudio de las emociones como
una categoría conceptual que cobra atención particular en la comprensión antropológica de los individuos. Esta
disciplina analiza las formas en las que se experimentan y expresan las emociones en los distintos espacios
culturales. Consecuentemente se antepone al criterio de universalidad de las emociones dado que su génesis está
vinculada a las prácticas cotidianas, valores y creencias de cada sociedad, (Le Breton, 2020). Las emociones además
de ser experiencias internas, son respuestas generadoras de fenómenos de tipo social. Todo cambio en los sistemas
de poder, en los desempeños de las sociedades, los hábitos, las costumbres y sus quehaceres cotidianos están
amalgamados desde el plano emocional. De acuerdo a Le Breton (2018), las emociones permiten vincular a los
individuos con la sociedad, estos vínculos se consolidan en prácticas como son los rituales, el lenguaje y el conjunto
de sistemas simbólicos propios de cada cultura. Por ejemplo, el nacimiento de un niño en una comunidad indígena,
puede implicar ceremonias colectivas que enfatizan el vínculo entre el niño que se inserta y la comunidad que lo
acoge, elemento que va a ser diferente en función a las costumbres de los pueblos. En el prólogo del libro Emociones:
Perspectivas Antropológicas, Rosembreg et. al. (2019), señalan:
En la clásica división del trabajo, a los antropólogos se les asignó la “cultura”, a los sociólogos la “sociedad”,
la “personalidad” a los psicólogos y “el cerebro” a los neurólogos. Entonces, ¿a dónde pertenecía la
emoción? Cada tribu académica podría reclamar la emoción como propia y perdería alguna de las otras
dimensiones. Para los antropólogos, tenía que ser cultural o nada. La respuesta a esta discusión ha sido en
la vinculación transdisciplinar, es decir, la que tiende puentes para que las emociones puedan ser estudiadas
desde sus diferentes ángulos sin ser el “dueño” ningún saber. (p.12)
La Antropología de las emociones corre la cortina para comprender a las emociones como construcciones
culturales que permiten fortalecer las identidades colectivas, las experiencias que se experimentan en sociedad, las
normas de conducta valorativas y donde reluce la multiplicidad de las prácticas de los seres humanos.
A nivel nacional, en comunidades indígenas de Bolivia, los rituales que se practican en las comunidades,
tienen componentes emocionales, por ejemplo, las ceremonias de bienvenida a un nuevo integrante o la despedida
de una persona que ha fallecido, las prácticas que rodean estas actividades trascendentales, demuestran cómo las
emociones estructuran la vida social y cultural. Desde la perspectiva de la autora de este artículo, esta conexión
refuerza la importancia de analizar las emociones como construcciones culturales que consolidan identidades
colectivas y fomentan el sentido de pertenencia.
La Psicología de las emociones. El estudio de las emociones desde la Psicología, se ha desarrollado a partir
de teorías que se constituyen en los pilares sobre los que se funda esta disciplina.
La teoría clásica de William James y Carl Lange, sustenta que las emociones son respuestas fisiológicas a
estímulos externos. Una vez recibido un estímulo se generan respuestas tanto fisiológicas como motoras que son las
que producen la experiencia del sentimiento, y no a la inversa. (James, 1884).
La teoría de Cannon-Bard se contrapone a la anterior y sustenta que las emociones y las respuestas
fisiológicas se suscitan de forma simultánea, pero independiente. Cannon, se niega a aceptar que las emociones sean
simples procesos orgánicos, o que las alteraciones fisiológicas provoquen la percepción de la emoción, puesto que
ello ha derivado a la aceptación de la “hipótesis de acción y reacción” como la base de toda la vida mental. Plantea
que los procesos fisiológicos y las emociones interactúan y se integran (ocurriendo simultáneamente), por tanto, la
acción recíproca de la información recibida por la corteza cerebral sobre el estímulo y su significado emocional tienen
como consecuencia la experiencia consciente de la emoción. (León, 2014).
La teoría bifactorial de Schachter-Singer (1962) incorpora el criterio de que las emociones son resultado de
la interacción entre la activación fisiológica y la interpretación cognitiva del entorno. La teoría sostiene que si no hay
excitación no se dará emoción; si hay excitación, pero no se puede atribuir a estímulos emotivos, tampoco habrá
emoción. Es decir, si falta uno de los dos factores no se dará la emoción.
En un trabajo del departamento de Psicología Ambiental de la Universidad de Barcelona (2024), se concluye
que la teoría de la valoración cognitiva de Richard Lazarus (1991) se ha centrado básicamente en los procesos
cognitivos que se desarrollan en torno a una situación estresante. La experiencia estresante resulta de las
transacciones entre la persona y el entorno. Estas transacciones dependen del impacto del estresor ambiental,
impacto mediatizado en primer lugar por las evaluaciones que hace la persona del estresor y, en segundo lugar, por
los recursos personales, sociales o culturales disponibles para hacer frente a la situación de estrés. Para esta teoría,
las emociones surgen a partir de la manera en que los individuos evalúan los escenarios según la relevancia personal
que le otorgan.
El aporte de la psicología de las emociones ha permitido comprender el impacto que tienen las emociones
en el comportamiento humano en el aprendizaje y en la interacción social. Con la integración de los enfoques clásicos
y con aportes de autores contemporáneos de la psicología cognitiva, logra esta ciencia aportar una visión integral
que posibilita entender las emociones y continuar la curiosidad en profundizar su estudio. Esta profundización es
crucial porque no puede continuar solapado el componente emocional al racional, no hay una división a nivel de la
persona en ambos factores, por el contrario, los avances de cada disciplina no hacen más que orientar en la necesidad
de abordar el tema de manera compleja, integrando las miradas de las ciencias y estudiando el todo desde las partes
que lo conforman.
En la experiencia educativa, la autora ha podido comprobar que la capacidad de los estudiantes para
identificar y regular sus emociones impacta directamente en su desempeño académico. Esto valida teorías como la
de Lazarus (1991), que destaca la importancia de la evaluación cognitiva en las emociones, y sugiere la necesidad de
incluir programas de alfabetización emocional en la educación superior.
La filosofía de las emociones. La filosofía, no ha estado al margen del estudio de las emociones. Vendrell
(2008) hace un recorrido desde esta disciplina para analizar las teorías de las emociones desde la filosofía analítica y
compara las teorías contemporáneas con los antecedentes históricos. Clasifica las perspectivas teóricas en teorías
del sentir y teorías cognitivistas y hace una crítica a cada teoría que a continuación se detalla.
Las teorías del sentir comprenden a las emociones como vivencias cualitativas que están enfocadas en el
cuerpo. Las emociones se definen de la forma en que se sienten corporalmente. Afirma que, desde Descartes hasta
fines del siglo XIX, ha dominado a nivel de la filosofía la perspectiva introspectiva. La debilidad de este enfoque
radique en que, pese a que se releva la importancia del cuerpo, estas teorías omiten factores de carácter cognitivo e
intencional de las emociones.
Las teorías cognitivistas sustentan que las emociones deben interpretarse como fenómenos asociados a
procesos cognitivos y aquí identifican dos tipos de cognitivismo: el cognitivismo no reduccionista que sostiene
diversas bases cognitivas de las emociones; y, el cognitivismo reduccionista: que reduce a las emociones a solo juicios
y/o evaluaciones. La debilidad de estas teorías es que con frecuencia omiten el componente corporal de las
emociones.
La perspectiva filosófica aporta una reflexión esencial: las emociones no deben ser vistas como opuestas a
la razón, sino como un complemento necesario para una comprensión integral del ser humano. Personalmente, para
el ámbito académico, se considera que esta visión podría transformar cómo se diseñan las estrategias educativas,
priorizando un equilibrio entre la razón y la emoción en la formación de los estudiantes.
Lingüística de las emociones. Siguiendo a Soriano (2016), la función del lenguaje en la conceptualización y
en la comunicación de las emociones, ha creado significativa relevancia en al campo de las ciencias afectivas. A lo
largo de la historia, puede verse que, en un origen, las emociones fueron consideradas como irracionales. Sin
embargo, después de lo que la autora denomina "revolución afectiva"
3
del siglo XX, hay un cambio de perspectiva
otorgando incidencia a las emociones, en niveles biológico, cognitivo y social, y cobrando mayor relevancia en su
valoración interdisciplinar.
El lenguaje emocional, literal o metafórico, es explorado como una herramienta esencial para comprender
la forma en la que se conceptualiza y se representan las emociones. El léxico de las emociones puede ser metafórico,
por ejemplo, el uso de: “explotar de rabia” o también puede ser literal, por ejemplo: “estar furioso”. Las metáforas
tienen variaciones en función de las culturas. Los individuos, más allá de lo cultural, se sirven de sus experiencias más
cercanas, sensoriales y motoras, para representar los dominios abstractos. Esto revela semejanzas universales en las
emociones, pero también diferencias lingüísticas en ciertos términos, diferencias vinculadas como ya se mencionó a
lo colectivo de las comunidades, grupos o culturas. Es así que, el lenguaje de las emociones armoniza elementos
genéricos - universales con otros particulares o específicos para una expresión que pueda ser entendida en la
comunicación y transmisión del lenguaje.
En el ámbito educativo, el lenguaje emocional juega un papel determinante para fomentar la empatía y el
entendimiento mutuo. Desde la experiencia como docente, la autora ha observado que el uso de metáforas
emocionales además de un lenguaje que permita no solo identificar sino expresar las emociones que se viven en el
aula y fuera de ella, facilita que los estudiantes verbalicen sus sentimientos y los conecten con experiencias concretas.
Esto evidencia la importancia de integrar la enseñanza del lenguaje emocional en los currículos.
Después de un recorrido por los aportes de distintas disciplinas que han estudiado las emociones, es posible
precisar algunas consideraciones que se detallan a continuación.
Comprender las emociones, desde una mirada compleja que integre tanto su componente corporal, como
el cognitivo, puede no solo favorecer su ubicación multidisciplinar en las ciencias, sino también dar paso a distintas
líneas de investigación que aborden sus múltiples funciones, componentes y características. Lo contrario es reducir
las emociones a juicios o percepciones. Es fundamental comprenderlas como fenómenos complejos orientados a la
acción y que además fundan actos cognitivos. La tendencia actual a partir de los años 2000 en adelante, se orienta a
la búsqueda de propuestas integradoras, desde una perspectiva transdisciplinar para comprender su naturaleza
multifacética. Como ha podido verse desde la revisión teórica de las ciencias que las abordan, las emociones no solo
son fenómenos biológicos, psicológicos o sociales, sino que representan un puente entre estas dimensiones. Por ello,
integrar las perspectivas de disciplinas como la Neurociencia, Sociología, Antropología, Psicología, Filosofía, y
Lingüística permite abordar las emociones como fenómenos complejos que interactúan a múltiples niveles.
3
En el siglo XX, hubo un auge de la psicología cognitiva despertando marcado interés por el estudio de las
emociones y de los afectos, a este fenómeno los autores han denominado “revolución afectiva” o “giro afectivo”.
Uno de los aspectos relevantes es enseñar y aprender a reconocer las emociones como expresiones de
aquello que se siente. Además, la capacidad de identificar, nombrar y reconocer la emoción que se experimenta,
puede permitir dar un siguiente paso, que es entender las razones que subyacen en una emoción, empatizar primero
con uno mismo para comprender después a los demás, expresar las ideas de manera clara y solicitar apoyo cuando
sea necesario.
Las emociones son parte de la vida misma de las personas, no discrepan con la parte racional ni limitan el
desarrollo cognitivo, por el contrario, un ambiente emocionalmente adecuado, puede favorecer el aprendizaje para
alcanzarlo en menor tiempo y con menor esfuerzo. (Bueno, 2020)
Las emociones no se experimentan en una etapa de la vida de forma única y marcada, como por ejemplo la
niñez, donde se enfoca la mayor atención en la literatura. Las emociones acompañan a los individuos a lo largo de
toda la vida y si se las identifica y se potencian los espacios de desarrollo de emociones que favorezcan el bienestar,
se puede lograr efectos significativos en diversos planos como por ejemplo, el aprendizaje. Tampoco las emociones
responden a una división por género, tanto varones como mujeres las experimentan.
El abordaje desde una perspectiva compleja y transdisciplinar puede superar reduccionismos disciplinarios,
pues, cada disciplina aporta una visión valiosa, pero limitada si se analiza de manera aislada. Se evidencia que,
mientras la Psicología se centra en los procesos cognitivos e individuales, la Sociología pone énfasis en el carácter
colectivo y cultural de las emociones. Una mirada integradora puede permitir superar esta fragmentación y
considerar las emociones como un todo.
Es también necesario entender las emociones como fenómenos complejos y no reducir su análisis a
respuestas fisiológicas o expresiones culturales. Las emociones son procesos dinámicos que abarcan componentes
biológicos (como el papel de la amígdala estudiado por la Neurociencia), sociales (como las normas culturales
abordadas en la Sociología) y filosóficos (como el debate entre razón y emoción). La complejidad de estos procesos
exige una integración teórica.
El estudio de las emociones presenta también relevancia de tipo práctico en contextos contemporáneos,
pues en un mundo globalizado e interconectado, las emociones desempeñan un papel esencial en la resolución de
conflictos, en el diseño de políticas públicas y por supuesto, en el ámbito educativo. Comprenderlas desde múltiples
ángulos facilita la creación de estrategias aplicables a problemas reales, como mejorar el clima de aula en todos los
niveles, desde la educación parvularia hasta la formación posgradual.
La transdisciplinariedad de las emociones abre nuevas líneas de investigación. Trazar puentes entre la
Neurociencia con la Filosofía puede dar luces sobre cómo las emociones moldean la ética; o el puente que integre la
Antropología con la Lingüística puede ayudar a entender cómo las emociones se comunican a través de metáforas
culturales y así se fomenta la innovación científica desde múltiples disciplinas.
Conclusiones
El estudio de las emociones y de sus múltiples funciones, no debe comprenderse desde una mirada
monotética. Las disciplinas individuales presentan límites y omiten las perspectivas variadas que provienen de otros
aportes y que podrían propiciar la generación de conocimiento nuevo. Desarrollar estudios desde múltiples aristas,
contribuye al proceso formativo integral, que transversaliza el diálogo y da a relucir diversos aportes sobre los
distintos saberes.
Propiciar emociones positivas, puede favorecer diversos procesos, por ejemplo, en el área de la salud, es
posible desarrollar investigaciones que valoren su función en la conservación de la salud, así como poder estudiar la
génesis de las enfermedades desde lo emocional. En el ámbito académico, un ambiente que trabaje desde el
bienestar subjetivo e incorpore las emociones puede alcanzar resultados más favorables en el aprendizaje.
Se espera generar curiosidad para que otros investigadores puedan identificar las emociones con el rigor
epistemológico que amerita su estudio, buscando bases teóricas, fundamentos argumentativos interdisciplinarios y
transdisciplinarios y la evidencia empírica que, desde el rigor metodológico, acredite las valoraciones necesarias para
otorgarle la importancia que reviste.
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